La revolución de la comunicación (2): Medios de masas

Exploré brevemente en mi anterior entrada cómo en 1844 comenzó una nueva era, como mínimo en cuanto a los medios de comunicación. La conexión a distancia fue el pistoletazo de salida de esta gran revolución, pero no fue hasta la llegada de los medios masivos como la radio y la televisión que la información podía llegar por igual al conjunto de la sociedad. Por primera vez en la historia de la humanidad (que no es decir poco) un mismo mensaje podía llegar a millares o millones de personas simultáneamente, conectando naciones o continentes. Nunca antes un acontecimiento podía ser captado al momento y retransmitido a millares, millones o incluso más recientemente miles de millones de personas, instantánea y simultáneamente. Algo tan novedoso para su época como la radio, era extraordinariamente poderoso. Y un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Hitler ejerció un control intenso sobre medios masivos como la radio para su propaganda.

Una de las primeras maniobras que realiza cualquier individuo o grupo que pretende imponer su autoridad sobre las masas es tomar el control de los medios de comunicación o transporte. Un ejemplo fue durante el golpe de estado de 1936 en España, cuando intentaron apoderarse de las principales emisoras de radio. Para la masa civil, las noticias que escuchasen por radio serían la realidad, o al menos la parte de ella que conocían.

Cuando comenzaba a extenderse la radio, hubo cierto líder autócrata alemán que si algo tenía era mucha inteligencia (CI de 141) y gran capacidad oratoria, quien supo ver que para lograr sus fines era esencial el control sobre aquellos medios masivos, y de hecho su expansión. Una de las primeras acciones de Hitler fue tomar control completo sobre la radio y la prensa, sustituyendo todas las transmisiones existentes por propaganda política, incluso en los cines. Llegó a asegurar la reducción del precio de los receptores de radio para expandir su alcance, ¿cómo si no habría de lavarle el cerebro a tantos millones con semejantes sandeces?

Esto explica claramente la necesidad de que la independencia y la transparencia de los medios de comunicación sea algo que deba recoger y defender cualquier Constitución de un Estado que pretenda llamarse democrático, como bien lo hace la Española. Otro tema es cómo se asegure esta independencia, o que aunque no sean grupos políticos, sean corporaciones las que ejerzan ese control… pero ese tema lo dejaremos para otro día.

Por supuesto que los medios masivos, un rasgo sobresaliente del mundo del Siglo XX, han sido un grandioso avance. Sea o no sesgada la información que recibimos, ya es un gran paso frente a la ceguera absoluta en que se vivía en siglos anteriores. Como siempre, los avances pueden ser empleados para la construcción o para la destrucción, pero la historia ha dejado patente el peligro de la unidireccionalidad de estos medios, un rasgo que toca a su fin en este siglo con la llegada de los nuevos medios: Internet.

Continúa…